domingo, 5 de marzo de 2023

TABOR, MOMENTOS QUE NOS IMPULSAN A SEGUR EL CAMINO

Mt 17, 1-9

Hay momentos de gozo y de éxtasis. Muchos lo han experimentado pero, no por eso, se han estancado y parado en su camino. La santidad exige permanente lucha y camino y, subido al monte Tabor, tras el gozo de contemplar a Jesús y experimentar lo bien que se está junto a Él, hay que seguir la subida hacia Jerusalén.

También nosotros tenemos un Jerusalén al que subir y una plenitud a la que llegar. Se trata de dar el amor pleno que está en nuestra manos y en nuestra capacidad de amar. Esa es la misión, amar hasta el extremo de nuestras capacidades recibidas. Son los talentos que tenemos que negociar.

La experiencia del Tabor es una experiencia que necesitamos, no solo recordar, sino experimentar en muchos tramos de nuestro camino. Es la acción de sentirnos plenos, eufóricos, con ganas, entusiasmados y llenos de gozo, pero también el hecho de vencer esa tentación de sentirnos gozosos con el Señor y acomodarnos en su contemplación y compañía. Es necesario seguir el camino, complicarnos la vida, luchar contra la desgana, el dolor y sufrimiento. Vencer la tentación de quedarnos y estancarnos. Experimentar que tras el dolor se encuentra el gozo, y tras la muerte la plenitud eterna.

Nunca debemos perder el recuerdo del Tabor, porque ese es el lugar a donde nos dirigimos. Pedro, Santiago y Juan lo experimentaron aunque no llegaron en ese momento a darse cuenta. Porque, sí, es verdad, nuestra meta es llegar a sentirnos gozoso y plenos ante la presencia del Señor – nuestro Tabor – pero eso pasa por el camino hacia nuestro Jerusalén. Un camino de amor misericordioso y de muerte en la hora de nuestro final en este mundo.