domingo, 2 de marzo de 2025

DE LO QUE REBOZA EL CORAZÓN HABLA LA BOCA

La experiencia nos lo descubre y la vida nos lo corrobora, compararse es odioso. Y lo es porque encontrarás a uno más generoso que tú; encontrarás a alguien más dado que tú; te toparás con alguien más desprendido que tú; tropezarás con alguien más misericordioso que tú, y así sucesivamente. Siempre hay alguien mejor. Y esas comparaciones sólo consiguen provocar odio, ira, venganza, envidia, enfrentamientos y hasta muertes.

Y por el otro extremo darás con alguien más débil que tú; más egoísta que tú; más pobre que tú; menos desprendido que tú; menos generoso que tú y, en consecuencia, menos que tú. Y eso conseguirá en ti hacerte más prepotente, más suficiente, más engreído, más valorado y colarte en un pódium más elevado del que realmente tienes. Te ayudará a ser indiferente ante los demás y a creerte mejor. Erróneo camino que no te lleva a ninguna parte.

Un mirada humilde e interior suavizaría nuestra forma de actuar y comportarnos. Mejor mirar para las vigas que obstaculizan nuestras miradas antes que las motas que impiden la de los otros. Porque, toda maduración y crecimiento empieza por vernos primero a nosotros tal y como somos, no tal y como queremos ser. Y es que en la medida que actuamos y nos damos a conocer, mostramos evidentemente tal y como realmente somos. Nuestras palabras nos desnudas y nos muestral tal y como somos. De la abundancia del corazón, habla la boca.

Quizás apresurados por nuestra codicia y vanagloria queremos guiar y lo que hacemos es descarrilar. Creemos saber y lo que hacemos es meter a otros en la ignorancia o en el error. Conviene, pues, dejar que el Espíritu, que ha venido a nosotros en la hora de nuestro bautismo, rebose en nosotros hasta manifestarse de manera visible en nuestra vida.