martes, 10 de enero de 2023

LA ESEÑANZA Y AUTORIDAD DE JESÚS ASOMBRAN

La autoridad de Jesús no tiene discusión. Su Palabra es firme y se cumple en cuanto su Voluntad así lo desea. Su primera confrontación es con ese espíritu inmundo que le reconoce como el santo de Dios. Su autoridad y firmeza asombra, le manda a callar y lo expulsa de la persona a la que tiene sometida. Y le obedece inmediatamente. Todos quedan asombrados de su autoridad y de cómo el espíritu inmundo le obedece.

Jesús ha pasado treinta años de vida oculta, no precisamente de vacaciones sino en permanente relación con su Padre. Se ha ido formando y fortaleciendo al amparo de José y María y también del Espíritu. Llegado el momento su aprendizaje y disponibilidad a la acción del Espíritu Santo le asisten para saber discernir y actuar. Y, claro, su enseñanza y autoridad sorprenden y asombran.

En consecuencia, su fama se extiende rápidamente por todas partes alcanzado la comarca entera de Galilea. Es una enseñanza nueva llena de autoridad y de obras. Su Palabra tiene cumplimiento en sus actos. Enseña, libera, sana y alivia de todo mal. El gentío le sigue y le busca. Sin embargo nos preguntamos, ¿le buscamos por y para que nos cure y resuelva nuestros problemas o precisamente porque es el Hijo de Dios que nos libera de la esclavitud del pecado y nos ofrece vida eterna?

Es la pregunta que nos asalta hoy, en este preciso momento. ¿Por qué busco y sigo a Jesús? Creo profundamente que es el Hijo de Dios y que su Amor Misericordioso me da gratuitamente Vida Eterna? Es cuestión de discernir, meditar, orar y perseverar constantemente y cada día en la presencia del Señor.