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Mt 26, 14-25 |
No sé cómo explicarlo. Se hace difícil entendernos a nosotros mismos. Somos libres, y por eso, responsables de nuestros actos, pero, en nuestra descarga, muchas veces no sabemos lo que hacemos. Jesús sabe como somos, e incluso crucificado en la Cruz, le pide al Padre que nos perdone porque no sabemos lo que hacemos.
Nuestra libertad nos traiciona en muchos momentos, pues nos inclinamos a seguir, según nuestra voluntad, nuestras propias decisiones. Decisiones erróneas, confusas e inseguras muchas veces, pero que damos prioridad y anteponemos a las de otros, y también a las que nos propone Jesús.
Nos cuesta obedecer, ser humildes, aceptar aunque no entendamos. Es el precio de ser libres, y la oscuridad que debemos sufrir, pero, sin embargo rechazamos la verdadera Luz, e incluso, como Judas, llegamos a traicionarla. ¿Cuántas veces hemos vendido y traicionado nosotros al Señor? Nos parece que eso es cosa de Judas nada más, pero, ¿somos nosotros mejores?
Pidamos luz, sabiduría, fuerza de voluntad y paciencia para, como los apóstoles, saber esperar, perseverar, confiar y creer en la Misericordia y Bondad de nuestro Señor Jesús.