lunes, 28 de febrero de 2022

ELECCIÓN: MUNDO Y DINERO O DIOS

Una sola cosa es importante, amar y amar, porque, uno solo es el mandato del Señor, amar y amar. Amarle a Él sobre todas las cosas y, amar al prójimo como prueba de que realmente estás amando a Dios. Porque, Él es nuestro Padre, y un Padre quiere a todos sus hijos. Por tanto, ¿cómo pueden estar sus hijos peleados o desunidos?  Tenemos que ser fieles al amor del Padre y amarnos como Él nos ama. Es, por tanto, evidente que hemos sido creados para amar.

Pero, el amor no es algo abstracto, se descompone en muchos matices o formas de amar. Por ejemplo, amamos cuando respetamos la vida – no matarás – incluso de los que están dentro del vientre de sus madres; amamos cuando respetamos a la mujer o al marido – adulterio – del otro u otra, y somos fieles a nuestro compromiso matrimonial; amamos cuando no te apoderas – no robarás – de lo ajeno; amamos cuando no mentimos – falso testimonio – a los demás, sobre todo a los inocentes y pequeños; amamos cuando no engañamos – estafa – a los más vulnerables e indefensos, y amamos cuando honramos a nuestros padres y tu madres.

Amamos cuando nuestra vida no es el centro de nosotros mismos y, olvidándonos de ella la centramos en preocuparnos por los que más lo necesitan, los pobres, los pequeños y los inocentes. Amamos cuando nuestra vida está abierta a compartir y pendiente del sufrimiento de los demás, sea quien sea – amigo o enemigo, pequeño o grande – pero el peligro acecha cuando nuestro corazón queda anegado por el dinero y no ve otra cosa que la riqueza y el valor del dinero. Posiblemente, eso fue lo que le sucedió a aquel hombre que se acercó a Jesús. Al parecer cumplía los mandatos de la Ley de Dios, pero su opción por el dinero y las riquezas era más fuerte que su amor por el hombre y, en consecuencia, que el amor por Dios.