lunes, 23 de marzo de 2020

POSIBLEMENTE NECESITAMOS DESIERTO

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Jn 4,43-54
El confinamiento equivale a desierto. Un desierto que, a pesar de no tener arena, ni intenso sol, ni falta de agua, sí, mantiene las características de silencio, soledad, limitación y mucho tiempo, porque, no se ve el fin, y el horizonte se mantiene desdibujado y borroso. En esa agonía la única esperanza la encontramos en el Señor. Él es el único capaz de darnos esa agua que calmará nuestra sed y que responderá a nuestras ansías de Vida Eterna.

En tu casa resultará difícil que te escuchen. La experiencia se experimenta, valga la redundancia, en todas las familias, hogares y pueblos. Son los tuyos a los que les cuesta más creerte. Jesús pasó por esa experiencia, y también la pasamos todos. Nuestras palabras y obras son más valoradas afuera. Quizás, en estos momentos más convulsos y difíciles nuestro endurecimiento de corazón es más suave, más débil y más propenso a la conversión, porque, como aquel funcionario real desesperado por la gravedad de la enfermedad de su hijo despertó y puso su confianza en el Señor como la única y última posibilidad de salvación de su hijo. Y la fe, don de Dios, invadió su corazón.

Porque, sucedió lo siguiente: Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde Él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis». Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo». Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive». Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre». El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.

¿Y tú, pones tu confianza en Jesús, el Hijo de Dios? Precisamente, en estos momentos cuando la vida de muchas personas está en riesgo y muchos ha fallecidos, ¿pones tu esperanza en la Compasión y Misericordia de Dios?