viernes, 18 de agosto de 2023

NO HAGAS A OTRO LO QUE NO QUIERES QUE TE HAGAN A TI.

Simplemente, desde el primer mandato que nos da Padre Dios, amar al prójimo como a ti mismo implica no desear ni querer hacerle al otro lo que a ti no te gustaría que te hicieran. Luego, ¿cuál es el origen de las rupturas matrimoniales? ¿Estás pensando en ti, en tus egoísmos, apetencias, caprichos, intereses, satisfacciones…etc.? ¿Y sin pensar en tu compañero o compañera te buscas olvidándote del daño que puedes hacerle al otro? ¿Crees y piensas que eso es correcto? ¿Es eso – las rupturas – defender tanto al hombre como a la mujer? ¿Y los hijos?

La cosa es mucho más seria de lo que parece a simple vista. Y Jesús, el Señor, la aborda con una sabiduría inimaginable. El Señor sabe lo que anida en el fondo de nuestros corazones y lo que fragua la ruptura del santo matrimonio. Incluso del civil. La verdadera sustancia del amor está en el medio y, como quien tira un deshecho a la basura, rompe ese compromiso irresponsablemente como si se tratara de algo normal y transitorio. Está claro que detrás de todas las rupturas y separaciones anidan egoísmos, satisfacciones, placeres, intereses y caprichos egoístas.

Cuando te sinceras contigo mismo y, seriamente, te enfrentas a lo que te dice tu corazón, empiezas a ver las cosas de otra manera. Quizás experimentes que no tienes fuerzas, que se te hace imposible subsistir y vencer esos deseos concupiscentes, placeres, intereses y todo lo que entra dentro de ti. Pero, si eres capaz de reconocerlo ¿acasos has pensado que tú puedes vencerte solo? ¿No crees que necesitas la paz, la sabiduría y fortaleza del Espíritu Santo? ¿Has olvidado que Él está contigo desde la hora de tu bautizo?

Posiblemente en ese momento tu matrimonio puede ser esa cruz que tienes que cargar. Y desde que la aceptes con amor, que lo hubo y lo tiene que haber, todo empezará a cambiar. Ese yugo se irá haciendo suave y ligero. Y esa cruz será la fuente de tu felicidad plena y eterna. ¡Te lo aseguro!