domingo, 19 de diciembre de 2021

DIOS SE ESCONDE EN LO PEQUEÑO Y HUMILDE

 

Es evidente que Dios prefiere lo pequeño y lo sencillo. Nace en Belén, una pequeña aldea entre las aldeas - valga la redundancia -  de Judá. Desapercibido de todo anuncio mundano y de los poderosos de su tiempo. Anunciado simplemente a los pastores - los marginados y excluidos de la sociedad - y sin más notoriedad para el mundo, los ángeles cantan y anuncia su venida a los pobres y pequeños - pastores del lugar - que responden con prontitud y aceptación acudiendo al pesebre.

Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, ha venido al mundo pobre y para anunciar precisamente a los pobres la Buena Noticia de que Dios - su Padre - ama a los hombres y les propone un plan de salvación. Y lo hace a los pobres y sencillos porque son esos - pobres - los que abren sus corazones a la Palabra anunciada de ese Niño Dios que viene a salvarlos de la pobreza, marginación, injusticia y a darle la salvación eterna. Y, son los elegidos, porque, sólo los pobres son humildes.

Difícilmente, un poderoso acepta la humildad al creerse fuerte y capaz de dirigir su propia vida. Le cuesta salir de su  suficiencia, su poder y su seguridad. Sólo, experimentar la inseguridad y tu debilidad te ayuda a descubrir el Amor Misericordioso de Dios. Y eso es más fácil desde la pobreza de espíritu y del desprendimiento de todo aquello que te seduce y te hace creer en tus propias fuerzas.

El encuentro - entra esa dos mujeres - que nos relata el Evangelio de hoy domingo, nos descubre como la grandeza de Dios está escondida y manifestada en esa joven María que visita a su prima, ya mayor, Isabel, que tocada por el Espíritu Santo, alumbrará a aquel  - el Precursor - que será el llamado para allanar y preparar el camino al Señor.