sábado, 1 de junio de 2019

EN JESÚS SOMOS HIJOS ADOPTIVOS DEL PADRE


Resultado de imagen de Jn 16, 23-28
Jn 16, 23-28
No hay duda, Jesús es enviado por el Padre, y, Jesús, nos revela el amor del Padre. Por tanto, si estamos con Jesús y le amamos, también el Padre nos amará. Porque, quien hace su Voluntad  le ama. Y nosotros estamos, por obra y gracia de Jesús, haciendo su Voluntad. Sin embargo, podemos confundirnos si pensamos que ese amor nos salva de toda responsabilidad y dificultades que nos salgan al paso en el camino de nuestra vida.

No es esa la intención del Padre, sino la de que esos contra tiempos nos sirvan para madurar y afirmar nuestra fe y perseverancia. Y esa actitud y esfuerzo por nuestra parte no excluye que tengamos confianza para pedirle todo lo que necesitemos respecto a nuestra salvación. Esa es la verdadera finalidad de nuestro camino, llegar a la Casa del Padre. Y todo lo que necesitemos nos será dado por nuestra Padre.

Estamos salvados por el sacrificio, que culmina con una muerte de Cruz, de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios Vivo. Un sacrificio impagable e inalcanzable para nosotros, hasta tal punto que no necesitamos hacer más sacrificios. Sin embargo, craso error creer que ya con eso estamos salvados, pues, Dios espera de nosotros correspondencia y necesitamos corresponder ofreciendo nuestra vida y dificultades al pie de la Cruz y compartirla con Él hasta el momento de nuestra muerte.

Jesús, el Señor, la Víctima Perfecta basta para siempre. Pero debemos unirnos a esta Víctima y presentarle nuestros humildes frutos y ponernos a su disposición para el servicio de los otros. Porque, la Gracia no se recibe como un regalo que pudiera uno guardar para sí, se recibe para que fructifique.