lunes, 7 de octubre de 2019

EL AMOR A DIOS SE CONCRETA EN EL AMOR AL PRÓJIMO

Resultado de imagen de Lc 10,25-37
Lc 10,25-37
Puedes pensar lo que quieras y tratar de justificar tu actitud en referencia a tu relación con tu prójimo, pero, seguir a Jesús lleva implícito el amor al prójimo, y de forma especial y determinante a los enemigos. Precisamente, en el Evangelio de hoy lunes Jesús deja zanjado, con la parábola del samaritano, ese problema de forma meridiana y muy clara.

Queda, pues, muy claro que si no hay amor verdadero al prójimo todo lo demás queda reducido a nada. Y es que la prueba de tu fe y confianza en el Señor pasará siempre por el amor a los demás. Un amor que tiene unos preferidos, y son claramente los heridos, los marginados, los pobres y desposeídos de sus derechos. No se trata de mantener a personas acomodadas en la pereza, en la vagancia y que no tienen respuesta al auxilio o a la ayuda para mejorar su situación, sino a aquellos que son maltratados y expoliados de sus derechos y tratados de forma injusta. Aquellos que son incapaces de defenderse y que son mantenidos en la ignorancia. En una palabra, los pobres de todo, tanto materialmente como espiritualmente.

No se puede expresar tu amor a Dios sin mirar para el prójimo. No se puede levantar tu corazón a Dios sin importarte los problemas de pobreza y de injusticia con los que son tratados los excluidos y los marginados. Tu amor y tu fe en Dios debe llevarte a la misericordia. Si en la medida que sigas a Jesús no experimentas que tu corazón camina también del endurecimiento a la misericordia, tu camino está siendo estéril e hipócrita. 

La sensación y las obras que van descubriendo tu misericordia con los necesitados de ella irán señalando tu verdadero amor a Dios. En esa actitud tratamos de esforzarnos contando con la Gracia de Dios, porque, nosotros solos no podemos.