miércoles, 4 de enero de 2023

UNA EXPERIENCIA DE ENCUENTRO PROFUNDO

Los cambios tienen su origen en una experiencia profunda que te deja marcado. Una experiencia que exige encuentros, diálogos y conocimientos de quienes se encuentran. Jesús te conoce, sabe quien eres y ha venido para librarte de esa esclavitud a la que está sometida tu naturaleza humana, el pecado. Y quiere encontrarse contigo.

Si estás bautizado ya te has encontrado con Jesús. Su Espíritu ha entrado en ti, pero quizás por tu infantilidad no te has dado cuenta ni has podido escucharle y hablarle. Jesús sabe esperar y espera – valga la redundancia – que tú ahora te dejes encontrar y le escuche. Esa fue la experiencia de Andrés, hermano de Simón Pedro, en la que quedó prendado y lleno de esa vida que Jesús nos trae. Y, no pudiendo guardarla solo para sí se lo dice a su hermano: «Hemos encontrado al Mesías».

No pienses ni creas que el encuentro con Jesús te va a llegar de forma espectacular o por arte de magia. Un encuentro necesita de tu disponibilidad, de tu búsqueda, de tu iniciativa y deseos de encuentro. Para eso Dios te ha creado libre, quiere que decidas por ti mismo. Otra cosa que decidido encontrarte recibas la asistencia del Espíritu Santo, que, precisamente, para eso ha venido en la hora de tu bautismo.

De ahí puedes deducir de la importancia del discernimiento. Necesitamos discernir, pensar, preguntarnos, buscar, pedir y llamar. Nos lo ha dicho Jesús. Conoce nuestra debilidades y capacidades y nos pide que nos esforcemos en dejarnos moldear por su Palabra y su Amor Misericordioso. Porque, solo de ese encuentro profundo con el Señor podrás cambiar tu corazón y darte a los demás. Desde ese momento no habrá otro camino ni otra felicidad. Es precisamente ahí donde está lo que buscas, la felicidad plena y eterna.