Seguir a JESÚS significa acompañarlo e imitarlo a cambio de nada. Seguir a JESÚS significa no saber donde dormir ni donde comer. Significa no tener donde reclinar la cabeza, porque el HIJO del Hombre no tiene casa, ni cama, ni lugar donde retirarse. Su vida está dedicada y consagrada a darse en Cuerpo y Alma para remisión de los pecados de los hombres, sus hermanos.
Esto significa que para seguir a JESÚS hay que mirar hacia ÉL y dejar todo lo demás, incluso padre, madre y hermanos. Nada puede interponerse en medio, si bien, las cosas están para el servicio y el camino, nunca deben ser obstáculo que impidan caminar. Ni tampoco las personas, porque sólo DIOS basta.
SEÑOR, que mi camino sea tu Camino, que
mi palabra sea tu Palabra, que mis
actos sean fiel reflejos de los
tuyos.
Y nada más importa. A tu lado me basta
y descansado en TI, todo me sobra. Amén.