lunes, 4 de febrero de 2019

LA ECONOMÍA ANTE QUE LAS PERSONAS

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Mc 5,1-20
No es un caso aparte ni nada que no esté ocurriendo en cada instante de nuestras vidas. Ante las necesidades y problemas de otros nuestra indiferencia se hace manifiesta. No nos preocupa las necesidades y circunstancias que rodean el entorno de los otros. No nos paramos y tratamos de escucharles y de ver que les ocurre, ni tampoco nos ponemos a su nivel. No nos abajamos para tratar de comprenderles y de tenderle nuestras manos de solidaridad y ayuda. ¿Cuál es nuestra actitud?

Jesús se enfrenta y le escucha y comprende su problema y accede a complacerle su petición. Y quedan libre, pero los puercos, unos dos mil aproximadamente, llenos de los espíritus inmundos se precipitan por el precipicio hacia el mar. Ante este acontecimiento los porqueros huyen y pregonan lo ocurrido por el pueblo y las aldeas y la gente sale a ver lo que había sucedido.

¿Y que sucede? Al  ver al endemoniado sentado, tranquilo y en su sano juicio, se llena de temor. Y al contarle lo que había sucedido con el endemoniado y los puercos reaccionan pidiéndole a Jesús que se aleje de su termino. Al parecer les importa más el valor de los puercos que la persona del endemoniado. ¿Nos dice eso algo a nosotros? ¿Se parece nuestra actitud bastante a la de los porqueros y la gente de aquel pueblo? ¿Es nuestro mundo parecido a la actitud de la gente de ese pueblo?

Son preguntas que debemos examinar desde lo más profundo de nuestro corazón y, sobre todo, a la luz de la Palabra de Dios. Pero, no lo hagamos solos, sino asistidos y abiertos al y con el Espíritu Santo. Sobre todo con una actitud disponible, humilde y abierta a la acción del Espíritu para que, desde lo más profundo de nuestros corazones, seamos capaces, por la acción del Espíritu, escuchar, comprender, abajarnos a sus niveles y ser compasivos y misericordiosos para, a su lado, ayudarles a liberarse de las esclavitudes que les oprimen y esclavizan.