Realmente,
es un misterio que el Evangelio de hoy jueves revela y profetiza según Elías: (Mt 13,10-17): En aquel tiempo, acercándose los
discípulos dijeron a Jesús: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les
respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino
de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará;
pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en
parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se
cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar,
miraréis, pero no veréis. Porque se…
Ahora,
nos preguntamos: ¿Estamos nosotros entre los que miran y oyen sin ver ni
escuchar? Todavía estamos a tiempo mientras nuestra vida esté en el camino de
esta vida, porque, estando podemos abrir nuestros ojos y oídos para ver y
escuchar la Palabra de Dios, que es realmente la que nos salva y da Vida
Eterna.
―¿Qué
piensas, Manuel, sobre lo que nos dice el Evangelio de hoy? ―Dijo Pedro.
―No
basta simplemente con mirar y oír, sino que hay que tratar y esforzarse en ver
y escuchar la Palabra de Dios y hacerla vida en nuestra vida. Es entonces
cuando nuestro ojos se abren y nuestra escucha entiende.
―Sin
embargo, no es nada fácil tratar de ver y escuchar ―dijo Pedro.
―Se
trata de confiar, creer y abrir los ojos y oídos de nuestro corazón y de
nuestra alma que, por la Gracia de Dios, te abren la mente y germina la semilla
de su Palabra sembrada en nuestro corazón.
Manuel había dado en la diana. No es cuestión de buscar razones – que las hay – sino de escuchar y abrir tu corazón a la escucha de la Palabra de Dios. Por la Gracia de Dios, que lo sabe todo, tu corazón acogerá con gozo y alegría esa Palabra de salvación.