sábado, 23 de septiembre de 2017

¿TE CONSIDERAS SEMILLA CAÍDA EN TIERRA MALA O BUENA?

Lc 8,4-15
La parábola del sembrador nos retrata muy acertadamente. Y es que las palabras se las lleva el viento y, depositadas en las orillas de los caminos son devoradas por los pajarillos del campo. Y es que no cuidamos la Palabra recibida, ni tampoco la escuchamos debidamente. Se nos desparrama y se nos queda al borde del camino. ¡Y, claro, vienen los pajarillos y se la comen!

Posiblemente, ocurre que no la guardamos con interés, ni tampoco con devoción. No le permitimos entrar en nuestros corazones y la dejamos a merced de los pajarillos del campo. En otra ocasiones, las circunstancias de la vida nos plantan en terrenos pedregosos, y su falta de humedad y profundidad nos impide echar raíces, y, por supuesto, menos, frutos.

Las guerras, las imposiciones caprichosas e interesadas, las luchas por el poder económico y de poder, no nos dejan discernir y dar profundidad a nuestros criterios. Menos a la Palabra de Dios. Quizás, también perdemos la confianza de sabernos mirados y salvados en el Señor, y nos desespera nuestros padecimientos y sufrimientos. También, puede ocurrirnos que nuestra vida se enrede entre zarzas y, al crecer junto a ellas nos ahoguen y nos sequen nuestras propias raíces.  

Latentes en una sociedad llena de ofertas, atractivos que nos seducen, nuestras vidas caminan en un constante peligro. Sin la verdadera y única sabia de la Gracia estamos destinados a secarnos y a ser pastos de los pajarillos, de la sequedad y poca profundidad de la tierra y de las zarzas. Sin embargo, también puede ocurrir que nuestras vidas, a pesar de tantos peligros y tentaciones, se hundan en la profundidad de la tierra y, fecundadas por la Palabra, sean fertilizadas y den buenos y hermosos frutos.

Porque, Tú, Señor, eres mi Palabra, mi Camino, mi Verdad y mi Vida. Tú me das la fuerza que necesito para superar las dificultades que tratan de impedirme discernir, abriendo mi corazón a tu Palabra, para dar buenos frutos cargados de verdadero amor y felicidad.