domingo, 21 de marzo de 2021

UNA MUERTE POR AMOR

 

El triunfo de Jesús llega a la hora de su muerte. Porque, no se trata de una muerte por un objetivo o condena por algún delito personal. Se trata de condenado a muerte por amor. Amor a todos los hombres y mujeres del mundo, tanto los de su época como a los anteriores que le han precedido como a los posteriores que han continuado hasta nuestros días. Jesús muere por todos los hombres y mujeres de todos loos tiempos. Y muere ofreciéndonos la salvación. Una salvación de Vida plena y gozosa eterna.

Y es esa muerte gloriosa la que marca la hora del triunfo del amor. Es el amor el que congrega y reúne a todos los hombres en uno, tal como el Padre y el Hijo son uno - Jn 10,30 - relacionados con y en verdadero amor fraterno. Sin la cruz, el amor se desvanece y debilita, pero con la muerte, el amor se vigoriza y da fruto. Lo dijo el mismo Jesús, si el grano de trigo no cae en tierra - Jn 12, 24-26 - y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto.

Tengamos presente que para dar fruto es necesario morir. Y la muerte física, que irremediablemente tarde o temprano nos llega a todos, no es a la que se refiere Jesús. Se trata de esa muerte de cada día de, olvidándote de ti, darte en servicio por amor a los demás. Ahí están y se esconden los verdaderos frutos.

En eso consiste perder tu vida para ganarla cuando, llegada tu hora, tienes que entregarla. Es eso lo que verdaderamente importa, ganar la Vida plena en gozo y felicidad eternamente.