Tienes dos
opciones decisivas en tu vida: una, dejarte guiar por las seducciones que el
mundo te presenta, el poder, el dinero, los placeres y la buena vida; otra,
abrir tu corazón a la acción del Espíritu Santo y dejarte llevar por sus
impulsos y sus acciones. La primera ya la conoces por los que antes que tú la
han vivido. El final es siempre el mismo, la muerte. ¿Qué pasará después?
Esa es la cuestión
y lo único verdaderamente importante. Es evidente que en la primera opción puedes
esconder tus debilidades, tus fracasos, tus pecados y malas intenciones, pero
de nada te vale. Sabes también como yo que al final todo emergerá y saldrá a la
luz. Y luego vendrá la decisión importante, ¡la más importante! Vida plena y
eterna en gozo y felicidad, o vida eterna en remordimiento, sufrimiento y
dolor.
Jesús lo deja muy
claro en este Evangelio de hoy: (Lc 12,1-7): En
aquel tiempo, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse unos
a otros, Jesús se puso a decir primeramente a sus discípulos: «Guardaos de la
levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no haya
de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse. Porque cuanto… Termina
de leerlo y decide tu camino.