lunes, 9 de agosto de 2021

PENDIENTES DE LA HORA

 

En estos momentos no sé qué decir respecto a este Evangelio. Me cuesta encontrar respuestas que respondan - valga la redundancia -  a esa llamada cuando llega el novio. Por un lado me confunde que las unas no compartan con las que lo necesitan, pero, pienso también la irresponsabilidad y falta de preparación de esas cinco necias que indiferentes a la llegada del Novio, se duermen sin el suficiente aceite para mantener sus lámparas encendidas. Y, supongo que por la acción del Espíritu la luz enciende mi corazón y se aclaran las ideas.

La lección es clara, ¡hay que estar preparados! Y esa preparación comporta sacrificios, trabajo y vigilancia. Es verdad que en muchos momentos de nuestra vida nos descuidamos y nos dormimos. La dureza de la vida nos puede, pero el Novio nos avisa y nos despierta. El Espíritu de Dios siempre está pendiente de sus hijos e hijas y los llama con Amor misericordioso. Es posible que muchas veces no nos demos cuenta y permanezcamos dormidos. Hay que estar preparados y vigilantes.

La perseverancia de tu fe es necesaria y no la puedes compartir. Es un don de Dios y la reciben quienes la piden, la buscan y permanecen vigilantes hasta la hora en que llegue el Novio. ¿Qué nos está diciendo eso? Pues, que mi vida tiene que tener la suficiente vida de Gracia para que cuando llegue la llamada del Novio tener mi corazón dispuesto, limpio y encendido por la acción del Espíritu Santo. La puerta se abrirá en algún momento de nuestra vida y tendremos que estar atento y prestos a entrar cuando se abra.