Llega la noticia
del arresto de Juan. Al enterarse Jesús se retira a Galilea y comienza su misión.
Misión que ya venía preparado, asumiendo y aceptando durante todos esos años de
vida oculta. Hay acontecimientos y circunstancias que te impulsan a tomar
decisiones y esta es una en la vida de Jesús. Quizás es la hora de transformarse
y lanzarse a proclamar la Buena Noticia, el Amor Misericordioso del Padre.
Recorre Galilea
anunciando y proclamando el Evangelio y curando toda enfermedad y dolencia. Es
el signo del Amor de Dios y de su poder sanador que nos libera no solo de la
enfermedad y el dolor sino del pecado. Su Misericordia es Infinita y acoge a
todo pecador.
Hay una Buena
Noticia, Dios nos ama y envía a su Hijo para decírnoslo hasta el extremo de
entregar su Vida para probarnos su Amor. Esa es la novedad del Amor de Dios, su
Misericordia Infinita y su mandato de que hagamos nosotros lo mismo: «Amarnos
unos a otros como Él nos ama» La oración del
Padrenuestro que nos enseñará más tarde nos lo pone de manifiesto: … «como
nosotros perdonamos a…».
Hoy también sigue la tarea anunciadora a través de la Iglesia. El Reino de Dios está entre nosotros y se manifiesta en la comunidad donde el amor exige su presencia y su realización. No es la oración el fin sino el medio por el cual pedimos la fortaleza y la sabiduría de empeñarnos en amar cada día como el Señor nos ama. Por tanto, oremos sin tregua para que el Espíritu Santo nos dé esos dones que necesitamos para amar.