miércoles, 24 de agosto de 2022

ENCUENTRO CON JESÚS

Es el Hijo de Dios y un encuentro con Él no nos deja indiferente. Sucedió con muchos de los que luego fueron sus apóstoles, ejemplo, Natanael – Jn 1, 45-52 – y sucederá con todo aquel que escucha atento y abre su corazón a su Palabra. Porque, dentro de cada ser humano está la impronta del amor del Padre Dios, la Nueva Alianza, que imprimió en sus corazones para que nadie la ignorase ‒Jr 31, 31-33 ̶.

Un encuentro que necesita ser sentido, buscado y abierto a la escucha de su Palabra. Aquellos jóvenes, y no tan jóvenes, los apóstoles, conocían la promesa de la venida del Mesías y estaban prestos y abiertos a su venida. Porque, de no estar sensibles y abiertos a su Buena Noticia no dejaremos entrar al Espíritu Santo y, en consecuencia, permaneceremos cerrado a su Palabra.

Y es que estamos sometidos y esclavizados por el pecado a abrirnos a la Palabra de Dios. Por eso, Dios se hace Hombre y, encarnado en Naturaleza Humana, habita y vive entre nosotros para que, siendo igual a nosotros menos en el pecado, anunciarnos la cercanía de un Dios Padre que nos quiere y nos ofrece su Amor Misericordioso para compartir su Gloria Eterna con todos nosotros.

Pero, para eso necesitamos creer en el Hijo, el Dios encarnado que se hace Hombre y habita entre nosotros. Nos preguntamos, ¿estamos nosotros en esa actitud y disponible a abrirnos a su Palabra y dejarnos encontrar con Jesús?