Hay muchas ONG que, al final, viven de eso, de la
limosna de los que, compadecidos, dan para auxiliar a los más pobres y carentes
de lo imprescindible para vivir dignamente. Pero ¿qué sucede al final?, pues,
terminan en empresas que se acomodan y donde muchos se enchufan y viven cómodamente.
La pregunta que nos hacemos es: ¿No es eso también robarle a los pobres? La
caridad empieza y, así debe ser, por ser gratuita y sin esperar recompensa.
¿Cómo entonces se termina en ser una fábrica de enchufes? Sí, conviene tener un
mínimo para poder dedicarse a ella, pero, nunca un lugar para, quizás, enchufar
al amigo. Y no se trata de criticar a ninguna ONG, sino, simplemente, poner el problema
sobre la mesa. Cada cual sabrá que es lo que hace.
Jesús, nuestra referencia y modelo, se dio totalmente gratis y sin condiciones. Entregó su Vida plenamente y no se guardó nada. Él es el ejemplo, y así, con nuestras limitaciones y problemas, debemos actuar nosotros en lo que respecta y se refiere a la caridad. Pensar en los pobres y dar lo que tienes a los pobres. Dar de tu tiempo; de tu trabajo; de tus habilidades; de tus conocimientos…etc. Dar de esa mochila – tus talentos – que has recibido gratuitamente. Y dar desde tu libertad y tu amor. Siempre gratuitamente y sin esperar recompensa.