sábado, 23 de septiembre de 2023

ESTÁS LLAMADO A DAR BUENOS FRUTOS, PERO DEPENDERÁ DE QUE ABONES TU TIERRA CON LA PALABRA DE JESÚS.

No es cuestión de semillas ni de abonos. Se trata de dejarte labrar, abonar y trabajar por el Espíritu de Dios y abrirte a su Gracia. Es la única alternativa de que tu cosecha y tus frutos sean de la calidad que agrada al Señor. Porque, en principio desde tu existencia has sido sembrada en tu corazón la semilla del amor misericordioso, y el abono necesario para que des buenos frutos.

Ahora, por el pecado, el mundo, demonio y carne también van simultáneamente creciendo en tu corazón y en muchos momentos y circunstancias pueden convertirse en pájaros que se comen la semilla que desparramas, pisas y distraído la dejas a la intemperie y a manos del mundo, demonio y carne.

Sucede también que al mismo tiempo crecen otras semillas malignas (cizaña y abrojos) que ahogan a la buena semilla, o la tierra que le dejas no es lo suficiente profunda para que la raíz de tu fe hunda fuertemente sus raíces y se afiance firmemente hasta dar buenos frutos de amor.

Solo te queda la esperanza de que prepares tu corazón con buena tierra y bien abonada con los sacramentos y el agua de la Gracia recibida en la escucha de la Palabra y la frecuencia de los Sacramentos el alimento Eucarístico que te alimente y te dé la Vida Eterna. Porque a esos estamos verdaderamente llamados, a ser plenamente felices eternamente.

Dependerá de que cada uno de nosotros riegue bien su corazón y lo abone con buena tierra para que la semilla sembrada en él por el Sembrador dé los frutos esperados y apetecidos.