miércoles, 29 de enero de 2025

Y TÚ, ¿DÓNDE TE ENCUENTRAS, Y QUÉ CLASE DE TIERRA ERES?

Así de sencillo, todo consiste en saber donde te encuentras y qué clase de tierra eres. Porque, dependiendo de donde te coloques y la tierra que recibas, tus raíces darán o no darán frutos.

Te pones a la orilla del camino. Es decir, frecuentas malos ambientes, te individualizas, y al escuchar la Palabra, Satanás te seduce, se lleva la Palabra sembrada. No tienes donde agarrarte y echar raíces.

También puede suceder que al escuchar la Palabra te entusiasme y la coges con alegría – suele suceder mucho -  pero no profundizan y a la menor dificultad, pues no han echado raíces – su tierra es pedregosa -  a las que agarrarse, se retiran. Son inconstante y no perseveran.

También sucede que otros no sabemos distinguir donde crecen los abrojos de nuestra tierra, y éstos ahogan nuestra semilla y no la dejan crecer. Son los afanes de nuestra vida con los que el Maligno nos seduce: riquezas, poder, vanaglorias…etc.

Y, ¡por fin!, la semilla cae en tierra limpia, sencilla, trabajada, abonada con el agua de la humildad, oración y contacto a diario con la Palabra. Entonces resiste, madura, crece hasta el extremo de llegar a dar frutos. Se produce el milagro. Y todo porque hemos sido capaces de colaborar, con nuestro humilde esfuerzo, - para eso nos ha creado libres nuestro Señor, con la Gracia de Dios.