domingo, 2 de junio de 2019

TODO SE HA CUMPLIDO

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Lc 24,46-53
Todo se ha cumplido y esa es la señal y la prueba definitiva. Estaba escrito que Jesús padeciera y que Resucitara, y eso se ha cumplido. La Resurrección es el fundamento de nuestra fe. Si Jesús ha Resucitado significa que Vive, y si Vive está entre nosotros y su Palabra se cumple. Por lo tanto, también, si somos fieles a su Palabra, nosotros resucitaremos también e iremos con Él a ese lugar que nos prepara en el Cielo. ¿No es esto maravilloso? ¿No buscamos la Felicidad Eterna? Pues esa es la Promesa de nuestro Señor Jesús, enviado por su Padre, a revelárnosla.

Ahora, puesto que Vive, seguirá con nosotros en su Espíritu, prometido por el Padre, y que nos lo enviará en su lugar tras su Ascensión a los cielos. Él mismo les dijo a sus discípulos que convenía que se fuera al Padre para que viniese el Espíritu Santo, ese que les va a recordar todo lo que les había dicho y a enseñarles todo para dar testimonio de la Resurrección y predicar el perdón de los pecados. Y así ha sucedido hasta este momento de la historia. Mañana no sabemos, porque en cualquier momento puede venir el Señor. Y nos recuerda que no sabemos el día ni la hora.

Vivimos el momento, nuestro momento y tenemos que cumplir con nuestra responsabilidad. Hemos sido bautizados y en nuestro bautizo hemos recibido el Espíritu Santo. En Él tenemos la fortaleza, la sabiduría y la  paz para proclamar la Palabra de Dios y dar testimonio de nuestra fe. No una fe de palabra, sino también con nuestro testimonio de vida coherente y comprometido. 

Tomemos conciencia de que no estamos solos. El Espíritu Santo ha bajado para acompañarnos en nuestro peregrinar de cada día para recordarnos todo lo que hemos recibido por medio de la Iglesia, pero también para irnos enseñando todo lo que nos hace falta para sostenernos en la fe y vivir en la Palabra de Dios.