martes, 20 de noviembre de 2018

TAMBIÉN YO SOY ZAQUEO

Resultado de imagen de Lc 19,1-10
Lc 19,1-10
Hay muchos Zaqueos y en uno de ellos puedo estar representado yo. Porque, dejo de ser Zaqueo cuando me escabullo y me escondo. Cuando la presencia de Jesús me asusta y me da miedo y trato de huir en lugar de hacerme el encontradizo. No soy Zaqueo cuando no quiero moverme ni exponerme a que me vean o a hacer el ridículo. No soy Zaqueo cuando es el respeto humano más fuerte que mi deseo de conocer al Señor.

Me identifico con Zaqueo cuando quiero ver al Señor y encontrarme con Él. Me identifico con Zaqueo cuando dejo entrar su llamada en mi corazón y acepto su invitación. Me identifico con Zaqueo cuando pongo mi corazón en sus Manos y me dejo transformar por ellas en actitud de obediencia y disponibilidad. Y me hago Zaqueo cuando mi conversión no se queda en palabras sino que pasa a la vida y comparto lo que tengo y lo que soy. Respondo a la llamada del Señor cuando hago de Él el centro de mi vida y todos los dioses que antes vivían en mi corazón se apartan para dejar hueco al único Dios verdadero y salvador del mundo.

Por eso, la pregunta que me hago es: ¿qué Zaqueo represento yo? El que busca y quiere encontrarse con Jesús y, encontrado, cambia su corazón y transforma su vida? ¿O el Zaqueo que se acomoda, se atrinchera, se instala en su vieja vida y sigue su camino lejos de Jesús? ¿a qué árbol quiero subirme, al de este mundo donde prima el dinero y el poder, o al que Jesús me invita, abajándome humildemente y ponerme en actitud de servicio y amor?

Es ahora tiempo para reflexionar y sacar tus propias conclusiones, pero nunca solo. El Espíritu Santo está contigo y dispuesto a ayudarte. Confía en Él y, pacientemente, dejate llevar.