miércoles, 9 de agosto de 2023

LAS QUE ESTABAN PREPARADAS ENTRARON CON ÉL AL BANQUETE DE BODAS.

Esa es la cuestión y lo que verdaderamente importa en este mundo lleno de hipocresías y de mentiras que tratan de seducirte y de que, cuando llegue el Esposo, no estés preparado. Eso fue lo que les ocurrió a aquellas cinco vírgenes necias que descuidaron sus provisiones de aceite y, llegado el momento, pasó lo que pasó.

Igual puede pasarnos a nosotros si no estamos preparados. Cada día, cada hora es un reto porque la muerte puede llegar en cualquier momento. Estar preparado es estar atentos a la escucha de la Palabra de Dios en cada instante. Estar preparados es ponernos en manos del Espíritu Santo para que nos alumbre, nos fortalezca y estemos prestos a vivir según la Voluntad de nuestro Padre Dios.

Y esa preparación se consigue, primero, pidiéndoselo al Señor – oración – y segundo alimentándonos de su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía previo propósito de enmienda de confesar nuestras faltas, fallos y debilidades y abrirnos a la acción del Espíritu Santo que actúa en nosotros desde la hora de nuestro bautizo.

Por tanto, tengamos muy presente el tener nuestras alcuzas llenas de aceite. Ese aceite que contiene la escucha atenta de la Palabra de Dios y nuestro pobre y humilde esfuerzo por sostenernos en su cumplimiento. Para ello tenemos el arma poderosa de la oración, la renovación y misericordia de Dios a través del sacramento de la reconciliación y el alimento espiritual de su Cuerpo en la Eucaristía.