martes, 13 de agosto de 2024

EL SERVICIO EXIGE HUMILDAD

Será muy difícil servir sin humildad. El evidente que el servicio implica ser humilde, pues quien carece de la humildad le será muy difícil agacharse, empequeñecerse y ponerse en el último lugar. Por eso, para llegar a ahí necesitamos ser niños, es decir, pequeños, inocentes, confiados, obedientes, sin malicia, esponja limpia y abierta a engullir y aspirar todo lo que ve hacer a los demás. De ahí también nuestra responsabilidad, porque lo que verá el niño hacer, será lo que él también hará.

Ante la Palabra de nuestro Señor Jesús, necesitamos mostrarnos y ser como niños: abiertos, sin malicias, confiados, obedientes, necesitados, dependientes de esa Palabra que Dios, nuestro Padre, a través de su Hijo, nuestro Señor Jesús, nos proclama, nos da y nos enseña. Porque, ser como niños, nos hace escuchantes, obedientes, confiados, dependientes, necesitados y hacer lo que tu padre, en este caso, nuestro Padre Dios, nos manda, nos dice y nos enseña.

Sólo así iremos aprendiendo, construyéndonos, edificándonos  y creciendo apoyado sobre Roca firme – nuestro Señor Jesús – que nos ira modelando hasta convertirnos en personas humildes capaces de darnos y servir a los demás. Sobre todo a los más necesitados. Es entonces cuando llegamos a comprender que ser primero exige ser último. Último, para servir a los demás.