lunes, 28 de agosto de 2023

UNA MIRADA FIRME PUESTA EN EL SEÑOR.

Solo nos puede guiar Él, el Señor. Desde el momento que bajamos la mirada al mundo y a lo que lo contiene nos desorientamos, debilitamos y quedamos en manos del demonio. Por tanto, nuestra mirada tiene que ser firme en el Señor y agarrados a Él podemos seguir el camino en verdad y en amor.

Un camino que solo abiertos a la acción del Espíritu Santo podemos ser capaces de vernos a nosotros mismos, limpiar y purificar nuestras impurezas y ayudar a que los demás puedan también encontrar la luz que los lleve a levantar sus miradas y ponerlas en el Señor. Camino, Verdad y Vida.

Quien no se relaciona con Dios – en la oración – muestra su suficiencia y su orgullo. Da entender con sus gestos de suficiencia que no necesita de nadie y tampoco de Dios. Se alinean con aquellos escribas y fariseos hipócritas que se bastaban a sí mismos y que se creían los sabiondos superiores a todos los demás capaces de guiarlos y orientarlos. Son tan ciegos que no son capaces de ver sus propios errores, falsedades e hipocresías.

Esa debe ser nuestra norma, caminar con la mirada siempre levantada y fija en el Señor. Él es el verdadero y único Camino, Verdad y Vida, y solo en Él podemos encontrarnos, renovarnos y perfeccionarnos en nuestro camino para no caer en la hipocresía, en la mentira, en la vanidad y el engaño de creernos mejores que los demás. Simplemente siervos y amigos. Nada más.