miércoles, 31 de marzo de 2021

¿ACASO SOY YO?

Mt 26,14-25

 No podrás disimular aunque te lo propongas. Quizás no te hayas dado cuenta pero, directa o indirectamente, tú también lo has vendido y entregado a los sumos sacerdotes. ¿Acaso no adviertes y tomas conciencia que cada vez que tu corazón se comporta de forma egoísta, soberbio, vengativo y adopta una actitud de desamor con respecto a los que le rodean, estás entregando y condenando a Jesús?

Cada día en la Eucaristía, Jesús renueva el memorial de su Sacrificio en la Cruz. Un Sacrificio que ahora ofrece de forma incruenta por los pecados de todos los hombres y para, redimidos por su Muerte y Resurrección, devolvernos nuestra dignidad de hijos de Dios. Un Sacrificio escondido bajo las especies de pan y vino que no alimenta, nos fortalece y nos da esa vida espiritual que nos alimenta y nos hace partícipe de su Gloria. 

En la Eucaristía  renovamos nuestra entrega y seguimiento al Señor, y, de ella, tomamos el alimento espiritual que necesitamos para compartir también las cruces de nuestra vida con Él. Será, pues, muy importante no desentenderse ni mirar para otro lado. Vale reconocerse culpable, pecador y confiar en la Infinita Misericordia del Señor. Él nos espera y nos aguarda pacientemente y misericordiosamente. Conviene, pues, no desesperar ni perder la paciencia y la esperanza. 

Confiermos y descansemos en su Infinito Amor y esforcémonos en convertirnos y entregarle al Señor nuestro corazón.