Eso sí, sabemos que llegará porque confiamos en el
Señor. Él está con nosotros aunque muchos de nosotros lo dudemos. Sucede que
aquellos que dudan y, en consecuencia, se cierran a la luz del Espíritu Santo,
permanecen en la oscuridad. Y eso es lo que posiblemente les ocurría a los apóstoles,
como también nos sucede a nosotros.
Precisamente, ahora que estamos en la hora de elegir
un nuevo Papa, pidamos que los cardenales en cónclave, abran sus corazones a la
Luz del Espíritu Santo para que, iluminados, elijan al Papa que en este tiempo
necesita la Iglesia.
Posiblemente, muchos se atribuyen el mérito de sus éxitos
y sus obras, pero todo nos viene de Dios, creamos o no. No podemos demostrarlo,
pero si venimos de Él, todo nos es dado por y en Él. El pasaje evangélico de
hoy nos revela claramente como Dios actúa en nuestra vida, y como la oscuridad
se hace luz en abundancia cuando nuestra mirada y esperanza está puesta
firmemente en Él, Alimento y Gracia para nuestra vida.