sábado, 14 de febrero de 2015

ANUNCIAR EL REINO DE DIOS

(Mc 8,1-10)

No se trata de hacer un curso de voluntariado, ni de aprender métodos o tácticas de estrategia de proclamación. No es cuestión tampoco de formarnos, aunque siempre hace mucha falta, de cómo hablar en público. ¡No!, se trata de, simplemente, anunciar que el Reino de Dios está entre nosotros.

Y anunciarlo con nuestra vida, dando testimonio de la Palabra en el esfuerzo de vivirla. Y para eso es necesario, primero, aproximarnos a Jesús, porque  Él es el Reino de Dios enviado a estar entre y con los hombres. No podemos estar cerca del Reino, ni tampoco estar en el Reino sin la presencia de Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Y estar con Jesús es escuchar su Palabra de cada día. Es seguir sus pasos y esforzarnos en vivirlos injertados y asistidos por y en el Espíritu Santo. Y hacerlo con la naturalidad que la propia vida nos permite. Sin buscar puestos privilegiado; sin aspiraciones de mandos; sin cualificaciones de títulos, privilegios y honores. Simplemente viviendo en la humildad de servir allí donde la vida nos haya situado. Sin más artilugios que el testimonio de la Palabra de Dios.