sábado, 19 de noviembre de 2022

LA CLAVE: ¡LA RESURRECCIÓN!

Lucas 20, 27-40

Es evidente que si no hay resurrección, no solo perdemos el tiempo sino que somos los más idiotas del planeta tierra. Sin lugar a duda, la clave de nuestra fe está apoyada y fundamentada en la Resurrección. Sin resurrección apaga la luz y vamos. No hay discusión. ¿Para qué?, si todo acaba en este mundo lo evidente y de sentido común es aprovechar los años que pasamos aquí. E, indudablemente, pasarlo lo mejor que se pueda.

Lo que no nos parece ya tan agradable es ver a los que no sean tan agraciados sufrir y pasarlo muy mal. Padecer hambre y sed, falta de médicos, medicinas y todo lo necesario e imprescindible para vivir dignamente son cosas que nos enferma el corazón. No nos parece justo y surge la pregunta: ¿Por qué para unos sí y otros no? ¿Es justo que eso sea así? Irremediablemente deducimos que tendrá que haber una respuesta u otro lugar donde las cosas sean más justas o tengan compensación.

Es inevitable, pensamos que posiblemente habrá otro mundo donde la verdad, la justicia y la equidad estén presente. Y en donde todos tengan el derecho a ser felices. Sí, es de sentido común que haya otra vida. Y si la hay, se entiende que hemos resucitado. Evidentemente, la Resurrección es de sentido común y tiene su lógica.

Pero, al margen de todo esto, lo verdaderamente importante es que Jesús, el Hijo de Dios, nos lo dijo y, el mismo Resucitó. ¿Pruebas? ¡Montones! Testigos, apariciones, milagros…etc. No se acabaría de hablar ni de probar su existencia. Empezando por que nadie ha visto su Cuerpo corrupto ni nadie puede demostrar que no Resucitó. ¿No es eso un milagro? ¡Jesús Vive! Él es nuestra esperanza y en Él ponemos nuestra fe. Vivimos esperanzados en que esta vida es un paso para la otra, la verdadera. De modo que de la manera que vivamos ésta, más cerca estaremos de alcanzar la otra. Y la manera ya la sabemos, poner nuestros ojos, nuestro corazón y nuestra alma en vivir al estilo de Jesús. Un estilo de vida en el que el amor misericordioso debe ser el centro de todas nuestras actuaciones. Y amar al estilo de Jesús ya sabemos lo que significa y lo que es.

Por tanto, si percibes que alguien te necesita, no le niegues esa ayuda. Corre a su lado, preocúpate por sus necesidades y problemas y, si puedes, ayúdale. Amar no te exige solucionar el problema, pero sí hacer lo que realmente puedes. En eso consiste amar a Dios. Cada vaso de agua que des a quien tenga sed, se convierte en un fuerte abrazo a Jesús, nuestro Señor.