Todos sabemos que lo que importa es el final. Importa el final del partido; importa el final del curso; importa el final del resultado económico...etc. Todo se reduce al final, de tal forma que el refrán dice que lo importante no es como se empieza sino como se termina.
| Mt 13,47-53 |
En el Evangelio se nos habla también del final y de que habrá un juicio final. Sucede que mucha gente no se entera, porque, entre otras cosas, no leen la Biblia ni tampoco les interesa. Y si en algún momento de sus vidas oyen algo respecto al juicio final lo dan por mentira o tonterías. Sin embargo, el Evangelio lo pone bien claro varias veces. En estos últimos días se nos ha dicho con claridad a todos aquellos que sí lo leemos y nos interesa.
Hoy se nos dice: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
La verdad que se nos ponen los pelos de punta. No cabe duda que la cosa va en serio y que el Maligno se encarga de taparnos los oídos y los ojos, pero la realidad es que llegará esa hora para todos. Sin embargo, nos da esperanza y confianza la Misericordia de Dios, que nos invita a confiar en Él y a ponernos en sus Manos abandonádonos a su bondad infinita, a su juicio y a su Misericordia.