jueves, 25 de octubre de 2018

LA VIDA, UN CONFLICTO

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Lc 12,49-53
No hay otro camino sino el que nos trae el conflicto, porque, el camino es siempre conflictivo. Conflicto con el que cree que es mejor otro camino; conflicto con el que piensa en otra forma de camino; conflicto con el que no quiere caminar; conflicto con el que camina más deprisa o hace demasiadas paradas. Siempre en permanente conflicto.

Conflicto para amar, porque el amor es conflicto y exige fidelidad en muchos casos sangrante y hasta el extremo de entregar tu servicio y hasta tu vida. ¡Cuántos padres y madres han dado su vida poco a poco por sus hijos! ¡Y cuántos y cuántas continúan haciéndolo. Sí, la vida es un puro conflicto, pero un conflicto con y por la verdad. Eso fue lo que hizo Jesús siguiendo la Voluntad del Padre, y claro, todos los que querían imponer su voluntad chocaban con Jesús.

Hay conflictos cuando quieres imponer tus criterios y tu voluntad. Hay conflictos cuando tus caprichos y gustos son diferentes a tu esposo o mujer. Hay conflictos porque eres de una manera que al otro o a la otra no le gusta. Hay diferentes formas de pensar y de interpretar las cosas, porque somos diferentes y eso ya de por sí nos pone en conflicto. Y, simplemente por eso necesitamos el amor. Diríamos que el conflicto exige amor. Verdadero amor apoyado en la verdad.

En ese sentido Jesús nos dice: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

¿Qué te parece? La vida es un conflicto, pero un conflicto por encontrar y vivir en la verdad y un conflicto por el que vale la pena vivir y luchar. Porque, benditos esas clases de conflictos que dan verdadero sentido a tu vida y la llenan, aún en conflicto, de gozo, paz y alegría.