No hay Poder
venido del Cielo si realmente no se está en disponibilidad y entrega a servir.
La máxima dignidad no se puede dar si no hay una disponibilidad plena a la
entrega. El Poder que viene del Cielo está estrechamente relacionado con la
plena entrega al servicio. El amor es la fuerza – poder – más grande que puede
existir, y el amor desborda servicio por todos sus poros. Amar es servir, Esa
es la consigna que nos da Jesús, el Señor: Primer mandamiento.
Pedro recibe ese
Poder: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto
la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te
digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas
del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que
desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Pero, inmediatamente,
Jesús le recrimina su actitud: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te
sucederá eso!». Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mí vista,
Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios,
sino los de los hombres!».
¿Y nosotros?, ¿qué pensamos al respecto?