sábado, 22 de junio de 2019

DÓNDE ESTÁ TU CORAZÓN, ALLÍ ESTARÁ...

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Mt 6,24-34
Es bueno preguntarse qué ocurre dentro mí, porque, dentro de mí es donde está la batalla respecto a mis actuaciones afuera, en el mundo en el que vivo. Por eso, interesa preguntarse sobre lo que anida en mi corazón y cuáles son las causas y motivaciones que lo mueven. Porque, es tu corazón, según sus deseos, el que te inclinará a buscar y a actuar de una forma determinada. Sera una buena pregunta, y muy necesaria, que te ayudará a descubrir tus inclinaciones, tus apetencias y tus pecados.

Porque, el pecado no vive afuera, sino dentro de ti, y duerme dentro de tu corazón. Él será el que suscita en tu corazón tus intereses, tus egoísmos y tus malos pensamientos. E incluso trata de dejar dormida tu compasión misericordiosa y te esclaviza atándote a vicios o apegos que te individualizan y te aíslan de servir y preocuparte por el bien de los demás. Y te das cuenta que experimentas debilidad sintiéndote atado y encadenado por esos vicios, aficiones, perezas o distracciones que te van apartando y alejando del Señor, y de la actitud de disponibilidad y servicio a los demás.

A veces pensamos que no tenemos faltas, y aunque confesamos que las tenemos no sabemos donde están ni cómo aparecen. Y nos cuesta descubrirlas.  Sería bueno rebuscar, indagar y reflexionar, dentro de nuestro corazón, los motivos por los que hacemos las cosas, porque es ahí donde se encuentra la clave de nuestras actuaciones. Nos preguntamos: ¿Lo hacemos por y para Gloria de Dios, o lo hacemos buscándonos a nosotros mismos para darnos satisfacción? 

Sabemos que en la medida de nuestra forma de actuar estaremos más o menos cerca de la Voluntad Dios. Y en esa medida, quizás sin darnos cuenta, nos alejamos hasta el punto de, si no romper con su amistad, sin enfriarla de tal manera que quedamos a merced del mundo, demonio y carne. Entonces, ese alejamiento puede ser muy grave hasta el extremo de romper con Dios. Tratemos, pues, de despertar y de llenar nuestros corazones de buenos propósitos e intenciones, que vayan dirigidas a poner a nuestro Padre Dios en el centro de nuestra vida y a nuestros hermanos como objeto de nuestro servicio.