jueves, 20 de julio de 2023

NUESTRAS DIFICULTADES PODEMOS PONERLAS EN MANOS DE NUESTRO SEÑOR.

La vida se nos viene encima cuando menos lo esperamos y cambia radicalmente trescientas sesenta grados el rumbo que llevábamos. En unos instante todos nuestros planes pueden quedar rotos, imposible de llevarlos a cabo y totalmente destruidos. Son momentos tensos y difíciles que, de superarlos, nos exigirán mucho esfuerzo, paciencia y voluntad.

La Palabra que nos dirige hoy el Señor nos llega directa, mansa y esperanzada: (Mt 11,28-30): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Cuando aparentemente todo está perdido, Jesús nos abre sus brazos, nos acoge, no nos pregunta ni nos pide ninguna explicación. Simplemente nos tiende su mano y nos invita a descansar, a no desesperar, a sostenernos firmes, paciente y, sobre todo, confiados y esperanzados en su Palabra. El Señor lo que dice lo cumple.

Posiblemente la travesía será dura y difícil de soportar pero tengamos confianza que al final, cuando nuestra vida llegue a su final, todo tornará a la luz, al gozo y a la paz duradera y eterna. Y llegará porque no vamos solos. Jesús nos acompaña y nos invita a descansar en Él, Fuente de gozo y plenitud eterna.