viernes, 8 de septiembre de 2017

UNOS ORÍGENES NORMALES

Mt 1,1-16.18-23
Los orígenes de Jesús entran dentro de la normalidad. Así fue todo lo concerniente a Él para bajar a la tierra y tomar nuestra misma naturaleza humana. Su divinidad no presenta rasgos reales, más bien se presenta humildemente y nace en el seno de una familia humilde y común.

En él, sus orígenes, hay de todo, desde extranjeras -Rut y Rahab, mujeres extranjeras- hasta prostitutas, pues Rahab era una prostituta. Dios quiso vincularse con el hombre y su humanidad y tu Naturaleza Divina toma también la humana. Nace de una virgen, la humilde María. La llena de Gracia, y forma parte de una humilde familia de Nazaret. Un pueblo con poca importancia, y del que Natanael dice que nada bueno puede salir.

Dios no presenta a su Hijo bajo los orígenes reales de una nobleza, ni bajo el poder de los reyes de su tiempo, sino que lo vincula a unos orígenes humildes que pueden confundirse con cualquier hombre corriente de su contemporaneidad. Precisamente, esa común procedencia será una barrera para que muchos crean en Él, sobre todo los de su propio pueblo nazareno. Quizás, también para nosotros sea una dificultad recibir a Jesús, el Mesías prometido, desde unos orígenes humildes. Nos gustaría más que fuese un notable y destacado Mesías.

Y todo tiene su cumplimiento, pues estaba ya profetizado: «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel», que traducido significa: "Dios con nosotros"-Is 7, 14-. ¿No es esto un prodigio que nos revela el poder de Dios? Un Dios que está por encima de todo, y domina el universo. Dueño y Señor de la vida y la muerte.

Dios hecho Hombre se hace presente entre los hombres y se vincula a nosotros para revelarnos los planes de su Padre Dios, que pasan por su entrega voluntaria a una muerte de Cruz para la redención de todos nuestros pecados.