Posiblemente sea
la seducción más peligrosa y grave que padecemos: nuestra irremediable
atracción por el gozo inmediato. No nos resignamos a esperar los resultados,
sobre todo cuando se trata de pasión, de riqueza, de poder, de …etc. Buscamos
el éxito rápido, de inmediatos efectos y resultados.
No tenemos tiempo
para aguardar con paciencia resultados más largos en el tiempo, y de hasta
cierta incertidumbre y exigencia de fe. Al parecer, la Palabra de Dios nos
desespera y no nos da crédito inmediato. No estamos para aguardar con paciencia
y humildad tanto tiempo. Queremos resultados inmediatos, y si no vemos no
creemos.
La vida – nuestra vida
– avanza, camina y consume su tiempo. Y no vemos disfrute ni placer. Y se nos
gasta la vida. En la medida que se consume, nos parece que son cuatro días y
que la vamos perdiendo sin disfrutar. Nuestra ceguera crece y nos perdemos
pensando en ese disfrute que tal como viene desaparece.
Se nos olvida que
lo verdaderamente importante es estar inscrito en el libro de la vida – Daniel 12,
1-3 – porque serán eso los que despertarán para el gozo de vida eterna.
Mientras que los otros, los que se han pasado buscado ese gozo y placer en este
mundo, se darán cuenta que han perdido su vida y despertarán para vergüenza e
ignominia perpetua.
Conclusión: hay que despertar y darse cuenta de que, precisamente, porque no sabemos el día ni la hora, debemos estar preparados, a la espera y en sintonía con la Palabra de Dios – nuestro Padre – para vivir tratando de hacer su Voluntad.