jueves, 29 de agosto de 2019

JUAN EL BAUTISTA

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Mc 6,17-29
El Evangelio de hoy nos presenta la figura de Juan el Bautista. Un personaje importante en el Plan de salvación que ha pensado Dios. Un Personaje central en la historia de la salvación hasta el punto que Jesús, el Mesías prometido dijo de él que no había hombre más grande nacido de mujer. Un Personaje nacido para y con una misión específica claramente definida desde el vientre de su madre. Es, incluso, desde ahí donde tiene el primer encuentro con Jesús, el Hijo de Dios y Mesías prometido. Advertido de su presencia se sobresalta todavía en el vientre de su madre y se llena de gozo y de alegría. Juan ha nacido con la misión de preparar el camino al Señor y durante toda su vida cumple con esa misión.

No sabría entender, y menos explicar, el misterio de su nacimiento y la respuesta y compromiso de su vida completamente entregada a esa misión. Juan fue llamado desde el vientre de su madre, y destinado, para proclamar la cercanía del Reino de Dios y la presencia del Mesías enviado ya entre nosotros. Y eso es lo que hace durante toda su vida: Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos. Detrás de mí viene uno que es más fuerte que yo, ante quien no soy digno de postrarme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Su decidida respuesta y el extraordinario testimonio de su vida hace de Juan el Bautista un personaje único que se entregó en cuerpo y alma a dar cumplimiento a la misión para la que fue creado y gestado en el seno de Isabel, su madre, la prima de María, la Madre de Dios. Su vida es un constante testimonio que anuncia la presencia del Mesías entre nosotros y al que prepara el camino para su irrupción pública en el pueblo elegido.

Proclama la verdad y advierte a aquellos que con sus ejemplos de vida se apartan de los mandatos del Señor. Esa actitud y compromiso le pasará factura y le costará la vida en este mundo, pero, ganará la importante, la que todos nos gustaría ganar. Reflexiónemos ante esta verdad y mirémonos en ella con la actitud y el deseo de también nosotros cumplir con nuestra misión.