miércoles, 31 de enero de 2024

FALTA DE FE

Quizás ese sea el problema: nuestra falta de fe. Quizás ese sea el muro que no deja entrar en nuestro corazón la Palabra de Dios. Lo mismo ocurrió en tiempo de Jesús y en su mismo pueblo. Son sus propios paisanos los que le rechazan e impiden que su Palabra trascienda hasta sus corazones y haga milagros. No le aceptan ni creen en Él.

Ahora, ¿y nosotros? Quizás nos parece mal la actitud de sus propios paisanos, pero, ¿somos nosotros mejores? ¿Creemos nosotros en Jesús y en su Palabra? ¿Le dejamos actuar hasta el punto de que su Palabra llegue a nuestro corazón?

¿Es Jesús para nosotros alguien desconocidos o le reconocemos como el Mesías prometido y enviado a anunciarnos la Buena Noticia? ¿Son sus Palabras, sus actos y buenas obras la Buena Noticia que esperábamos o por el contrario no encaja su mensaje con el que nosotros nos hemos imaginado? ¿Dónde estamos nosotros, a la puerta de que llegue el Mesías o abiertos a la Palabra que nos dio y nos da Jesús cada día? ¿La dejamos entrar en nuestro corazón y le permitimos que nos transforme según su Voluntad?

Posiblemente sean estas preguntas motivo y cuestión de reflexión con el fin de mirarnos interiormente y exteriormente a fin de ver como está la medida de nuestra fe.