martes, 10 de marzo de 2020

MAESTROS Y CATEDRÁTICOS

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Mt 23,1-12
En muchos momentos de nuestra vida nos consideramos maestro y catedráticos. Nos consideramos ejemplos para los demás aunque, aparentemente, escondamos nuestra vanidad tras una falsa imagen de humildad. Todos somos pecadores, lo confesamos, pero, nos resulta difícil descubrir nuestros pecados y hasta encontrarlos, porque, aunque los confesamos no los vemos. Y, sin darnos cuenta, nos creemos limpios hasta considerarnos maestros y catedráticos.

La Palabra de Dios actualiza cada instante de nuestra vida interpelando nuestras acciones y descubriendo nuestras incoherencias a la Luz del Evangelio. Hoy, como ayer, las autoridades religiosas de la época proclaman una doctrina que, empezando por ellos mismos, no cumplen y descargan en los demás. Sobre todo, empezando por los más débiles y pobres.

Jesús nos advierte en el Evangelio de hoy que cumplamos lo que nos dicen, pero, no hagamos lo que ellos hacen. Veamos: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí"».

No miremos para otro lado, porque entre esos que señala el Señor podemos estar también nosotros. Tratemos de demostrar con nuestras obras y coherencia de fe que salimos de ese grupo incoherente y de malos testimonios. Todo queda muy claro y todos lo comprendemos. Indudablemente, quien quiera oír que oiga.