martes, 17 de noviembre de 2020

ZAQUEO ABRIÓ SU CORAZÓN

(Lc 19,1-1

La cuestión no está en ser o no ser de una u otra forma. Tampoco está en la dureza de nuestros corazones ni en otros obstáculos que nos impidan ver. Somos seres frágiles y vencidos por el pecado no podemos liberarnos de las tentaciones y dureza de nuestros corazones. Evidentemente, necesitamos la Gracia de Dios, pero, previamente, nuestro Padre Dios nos ha dejado la libertad de elegir, de decidir por nosotros mismos. Por tanto, la historia de Zaqueo nos diceque él buscaba, quería conocer a Jesús. Estaba atraido por lo que de Él se decía y quería escucharle. Eso descubre una buena intención y una actitud de abrirse a su Palabra.

Y eso pregunto y me pregunto. ¿Estamos nosotros en esa actitud? ¿Queremos y buscamos nosotros a Jesús para escucharle, para abrirle nuestros corazones? ¿Es por eso por lo que no avanzamos? ^Porque, es ahí donde está realmente el problema, abrir nuestro corazón a la escucha y la Palabra del Señor. Eso fue lo que realmente sucedió con Zaqueo, Jesús le vió inquieto, deseoso de conocerle y abierto a la escucha de la Palabra. Y se detuvo ante él y le invitó a bajarse, pidiéndole que le invitará a su casa para comer. Y sucedió lo que todos sabemos por el Evangelio.

(Lc 19,1-10): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio...

Porque, todo lo demás sucede según la Voluntad y por la Gracia de nuestro Padre Dios. Solo nos pide nuestra libertad - que el mismo nos ha regalado - para hacer de nosotros sus hijos según su Voluntad y para regalarnos ese gozo y felicidad plena para toda la eternidad. Porque, nuestro gozo y nuestra felicidad está en permanecer junto al Padre dándole gracias y alabanzas por su Amor.