domingo, 11 de abril de 2021

MIEDO - ESCEPTÍCISMO - PAZ

 

La consecuencia del miedo es la defensa. Una defensa que se convierte en ataque, pues, no en vano se ha dicho que la mejor defensa es un ataque. No deja de ser una paradoja para el cristiano, pues, ¿cómo deseando la paz se puede responder con violencia? Jesús muere por amor y se presenta vulnerable - encarnado en naturaleza humana - como cualquier hombre. Su presencia invita siempre a la paz.

Los discípulos, escépticos se esconde tras sus miedos y tratan de aislarse de toda relación social y permanecen con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Hacemos un paréntisis para preguntarnos: ¿Permanecemos también nosotros cerrados - interior y externamente - por miedo al qué dirán, a los incrédulos, a los intereses económicos, a...? Tratar de situarnos y responder a nuestras actitudes sería una buena señal y compromiso en el esfuerzo de dar una respuesta a esa pregunta del Señor. ¿Creo realmente en Él y en su Resurrección?

Tomás tuvo ese problema, pero también la oportunidad de retractarse y de creer en Jesús como el Señor. Y tuvo esa oportunidad porque estaba allí. Volvió a la Iglesia, a la comunidad, al grupo que había acompañado a Jesús en esos tres años de anuncio y proclamación de la Buena Noticia. Y, el estar allí, le dio esa oportunidad de encontrarse con Jesús y tener esa experiencia que él buscaba por su incredulidad.

Quizás nosotros no hemos tenido la paciencia y la fortaleza de saber esperar y aguardar en el lugar donde encontrarnos con el Señor. La Iglesia nos da esa oportunidad, porque, fue en esa Iglesia primitiva e incipiente, que se formaba alrededor de los apóstoles, donde Jesús tuvo sus apariciones y a quienes quiso dar esa misión. Y donde envío la fuerza del Espíritu Santo, que dio la sabiduría y fortaleza a los apóstoles para anunciar la Buena Noticia.