viernes, 28 de febrero de 2020

DÍAS DE ALEGRÍAS Y DE AYUNO

Resultado de imagen de Mt 9,14-15
Hay momentos que la vida te sonríe y te sonríe porque experimentas un gozo y ánimo dentro de ti que te impulsa con alegría y gozo a compartir, a darte y servir a todos los que necesitan alivio, consuelo y compasión. Hay días que te sientes fuertes y lleno de la Gracia y presencia de Dios. Son días de alegrías y de fiesta; días de compartir y de vivir con gozo esa presencia de Dios.

Sin embargo, hay días oscuros, donde la vida y la esperanza se sienten heridas, desanimadas, debilitadas y sumidas en tinieblas que nos deprimen y nos entristece. Dudamos de la presencia de Dios y experimentamos su ausencia. Quizás necesitamos ayunar, fortalecernos en nuestra voluntad y remar contra corriente a pesar de nuestras flaquezas y debilidades.

Hay días o épocas que nos sentimos tocados por la pereza, la comodidad, las apetencias y sentimos como que nos alejamos de la solidaridad, el compartir y preocuparnos por los que lo pasan mal. Ponemos en el centro de nuestra vida nuestro individualismo, nuestro yo y sólo nos preocupa mi yo y mi vivir placentero. Necesitamos ayunar, romper nuestra dinámica de confort y acércanos al Jesús sufriente, misericordioso, solidario, partido para alivio de todos y lleno de compasión y amor. 

Pero, un ayuno más que reglado en normas y prácticas, centrado en el amor al prójimo. Un ayuno en actitud de disponibilidad hacia al que sufre, padece necesidades y necesita tu pan y tu calor. Es un ayuno más complicado y más verdadero, porque, la cuestión no es soltar unas monedas, rezar unas oraciones y cumplir con privarte de algún manjar, sino la de amar y solidarizarte con el compromiso de estar abierto a los problemas de los que padecen enfermedad, injusticias, pobreza...etc.