jueves, 10 de mayo de 2018

TRISTES PERO, APOYADOS EN LA ALEGRÍA Y EN LA ESPERANZA

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Jn 16,16-20
Nuestra tristeza se vuelve alegría por la esperanza en la venida del Señor. Se ha ido, pero permanece entre nosotros. Tenemos su Palabra, que es Eterna y tiene siempre cumplimiento. Por eso, estamos tranquilos, confiados y esperanzados. Nos dice: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo».

Y todo va sucediendo como Él nos ha dicho. El mundo se alegra y los seguidores de Jesús caminamos contra corriente en una lucha constante ante las seducciones que el mundo nos presenta. Pero, también hay persecuciones de muchos clases, unas cruenta y de muerte, y otras de una guerra fría, hedonista y contra los valores, la justicia y la moral. Se pretende aparta a la Iglesia de la sociedad y de la familia y de que el hombre viva de espalda a Dios. Un Dios con el que se quiere terminar y erradicarlo de la vida del hombre.

Pero, será imposible, porque Dios está dentro del corazón de cada hombre y muchos hombres responden a su llamada. Él Vive, Resucitado en su Hijo Jesús y vendrá de nuevo a encontrarse con los que en Él cree. Nos lo ha dicho de muchas formas y en varias ocasiones. Hoy nos lo recuerda cuando nos dice que dentro de poco le volveremos a ver.  Está presente en nuestras vidas y vendrá, como ha anunciado, en su segunda venida.

Jesús no se ha ido, se ha quedado presente en la Eucaristía. Está con nosotros, y cada día podemos verle, tocarle y alimentarnos de su Cuerpo espiritualmente. En la Eucaristía, misterio de fe, podemos conmemorar la resurrección del Señor y la presencia de Él entre nosotros. Sí, Jesús nos acompaña y todas nuestras penurias, sufrimientos y penalidades se convertirán al final en gozo y plenitud eterna. Es Palabra de Dios.