viernes, 20 de diciembre de 2024

CON JESÚS NACE LA ESPERANZA DE UN MUNDO NUEVO

Estas navidades, como las de hace XXI siglos, tienen las misma esperanzas: ambas aspiran a romper las cadenas de la esclavitud que ocasiona el pecado. Nuestro tiempo tiene muy pocas diferencias, en lo que se refiere a los deseos y aspiraciones del hombre, con el tiempo en el que nace Jesús. La gente se resigna a una vida de dolor sometida a una esperanza sojuzgada. Y todo cambia con el nacimiento de ese Niño Dios.

Hoy sigue sucediendo lo mismo. Hay mucha gente que se resigna a pasar su vida sin apenas esperanza. Todo queda supeditado al ritmo que la vida le impone y a las circunstancias que su propia vida le presenta. Muchos padecen y sufren las consecuencias de un mundo dictador, opresor e injusto resignados a su suerte.

Sin embargo, en medio de toda esta desesperanza aparece el acontecimiento que alumbra y da vigor y nueva esperanza a todos los pobres de este mundo. Una joven, sencilla y humilde, desconocida para el mundo de su época, es visitada en una también pequeña y humilde alquería como Nazaret para anunciarle que ha sido elegida para ser la Madre del Mesías que va a llenar el mundo de esperanza de vida eterna.

Desde ese momento la vida renace, la esperanza se renueva y todo cobra sentido.  Para Dios, nos lo anuncia el Ángel Gabriel, nada hay imposible. Ese es precisamente el mensaje navideño: Ha venido al mundo el Redentor, que nos librará de la esclavitud del pecado y dará nueva esperanza a nuestra vida.