No entendemos la
Buena Noticia que Jesús nos proclama. Y no solo de Palabra sino también con su
Vida. Y hoy, después de estar caminando en el siglo 22 seguimos despistados
como loas apóstoles en tiempo de Jesús. Y es que la sensación de que no se
enteran de lo que Jesús les está diciendo es que ellos están pensando en los
puestos a ocupar cuando Jesús establezca su reino. Un reino que ellos esperaban
en este mundo. ¿Y a nosotos, no nos sucede algo parecido?
Nos cuesta
entender las Palabras de Jesús. Palabras que nos señalan el camino del servicio
desinteresado y del amor misericordioso que nos darán los primeros puestos.
Porque, quien se dé en servicio y por amor será quien ocupe el primer puesto. Ese
fue y es el ejemplo que Jesús nos deja con su Palabra y Vida para que nosotros
lo sigamos asistidos por el Espíritu Santo. Porque solos nos será imposible.
Por tanto, nuestro reino no está en este mundo sino en el otro tras nuestra propia muerte. De ahí que la muerte para un creyente católico no es el final sino el comienzo de una vida nueva, verdadera y de gozo eterno junto al Padre. Pero, antes, tenemos que comprender que nuestro camino es un camino de servicio y misericordia donde eligiendo los últimos puestos alcanzaremos los primeros. Palabra de Dios.