lunes, 12 de diciembre de 2022

POSIBLEMENTE TÚ, TAMBIÉN YO, TENGAMOS MUCHAS PREGUNTAS QUE HACERLE A JESÚS.

A lo largo de nuestra vida tenemos la oportunidad de responder a muchas preguntas que se nos presenta en nuestro vivir de cada día. Es posible también que no las adviertas ni lleguen a inquietarte. En ese caso tu vida pasará de forma superficial sin quizás preguntarte quién eres y de dónde has venido. Incluso no llegues a darte cuenta de nada y vivir de manera superficial, ajena a todo y como un ser viviente más de este planeta llamado tierra que, eso sí, busca sus propias satisfacciones y felicidad.

Pero, lo lógico y característico de la persona humana es advertir los interrogantes que viven y palpitan dentro de ti. Hacerle frente tiene mucho sentido porque detrás de ello se encuentra lo que precisamente buscas, quizás sin haberlo advertido. Es notorio y destacado que el hombre busca ser feliz. Pero una felicidad plena que le dure y que sea eterna. Pero se da cuenta que eso no es posible hasta el momento que Alguien le plantea esa posibilidad.

Y ahí vienen las preguntas: ¿Quién es ese que habla con esa autoridad y promete tan inalcanzable objetivo? ¿De dónde viene y qué credenciales le acreditan a Anunciar esa Buena Noticia? El Evangelio de hoy nos habla de eso, de como los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, en tiempo de Jesús, se le acercaron para preguntarle. Si quieres puedes leerlo en Mt 21,23-27. Pero lo importante es reflexionar sobre si tú, también yo, tenemos respuesta a eso que responde Jesús a los que le preguntan.

La cuestión es preguntarme si realmente creo en ese Mesías que anuncia Juan y del que está escrito: «Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti». Crees o no crees. No hay más asunto. Si crees, ¿cómo es que no vives de acuerdo con tu compromiso de bautismo? Y si no crees, tu respuesta será como la de aquellos sumos sacerdotes y ancianos. En consecuencia actuarás como ellos. Así de sencillo y de profundo, porque esa felicidad que buscas no la encontrarás fuera de Jesús. Él es el único Camino, Verdad y Vida.