jueves, 28 de septiembre de 2023

¿TOCADOS POR EL DESEO DE CURIOSIDAD?

Es evidente que un Personaje tan misterioso y fascinante como Jesús motive y despierte curiosidad por conocerle. Personajes de todo tipo y características experimentaron ese inmenso y profundo deseo de conocerle, pero no en todos ese deseo despertó actitudes positivas y buenas de dejarse tocar en lo más profundo de sus corazones.

Zaqueo y Herodes, entre otros, fueron dos de esos personajes que nos pueden servir de ejemplo para compartir ese deseo o curiosidad por conocer a Jesús. Ambos sintieron curiosidad, valga la redundancia, y trataron de verle. Sin embargo, al parecer solo uno, Zaqueo, dejó que la Palabra de Jesús entrara en su corazón.

El otro, Herodes, se quedó con la duda y cerró su corazón. Le pudo más el poder del mundo, sus placeres y seducciones y, como nos relata la historia, se rindió a ellos. Será un buen toque de piedra para vernos nosotros mismos y mirarnos en la motivación que tenemos en cuanto a buscar y encontrarnos con Jesús.

¿Qué es lo que realmente me mueve a mí para ir en busca de Jesús? ¿Acaso busco éxito, que mi vida mejore económicamente, más seguridad o que me cure de esta enfermedad? ¿O quizás cualquier otro motivo? Porque, si esas son las actitudes que me impulsan en la búsqueda de Jesús, me estoy equivocando.  Jesús no se encuentra ahí. Está dentro de ti, pero no en esa parte de tierra mala de tu corazón.

Jesús está en la parte de tu tierra más humilde, más suave y menos dura. Está en ese lugar donde tu corazón respira bondad, buenas intenciones y, sobre todo, actitud misericordiosa. Está en ese lugar de tu corazón donde el amor despierta a la escucha atenta de su Palabra y responde con el amor que esa misma Palabra va sembrando en él. Es ahí donde Zaqueo lo encontró cuando abrió su corazón a la Palabra de Jesús. Y, de la misma manera, es ahí donde Herodes le rechazó cerrando y endureciendo su corazón seducido por el mundo, demonio y carne.

Y tú, como yo, ¿dónde estamos?